“Aun así, todos se parecían muchísimo – habla sobre el clan de Edward, su familia -. Eran blancos como la cal, los estudiantes más pálidos de cuantos vivían en aquel pueblo sin sol. Más pálidos que yo, que soy albina – voz de Bella, protagonista de la saga -. Todos tenían ojos muy oscuros, a pesar de la diferente gama de colores de los cabellos, y ojeras malvas, similares al morado de los hematomas. Era como si todos padecieran de insomnio o se estuvieran recuperando de una rotura de nariz, aunque sus narices, al igual que el resto de sus facciones, eran rectas, perfectas, simétricas.
Pero nada de eso era el motivo por el que no conseguía apartar la mirada.
Continué mirándolos porque sus rostros, tan diferentes y tan similares al mismo tiempo, eran de una belleza inhumana y devastadora.”
Este es el relato de la primera vez que la protagonista de Crepúsculo, Bella Swan, ve a Edward Cullen, ocasión que el narrador aprobecha para relatar detalladamente las características físicas del vampiro, la atracción que produce en el personaje principal con sus facciones perfectas y definidas, el prototipo de chico actual. Con más de 37 traducciones y más de 25 millones de copias vendidas, Stephanie Meyer ha demostrado cuáles son los ingredientes que triaunfan en el mercado de la literatura juvenil actual.
Como ya hemos comentado, los dos personajes no comparten muchas similitudes en lo que al aspecto se refiere ya que cada uno crea su propio encanto de una manera diferente. Mientras que Drácula es un personaje de aspecto enfermizo, delicado y próximo a la muerte, Edward es un joven con facciones perfectas, como por ejemplo, pómulos salientes, fuerte mandíbula, nariz recta, labios redondeados…
Edward Cullen (Robert Pattinson)
Y en el lado opuesto se encuentra Drácula, que lejos del arquetipo moderno de hombre guapo, la atracción que crea va más allá. Su carácter misterioso hace de él una irresistible figura, dueña de la mente que caiga en su influjo. Aun así, al igual que en los poderes, ambos coinciden en varios aspectos, como la delgadez (Edward posee un cuerpo esbelto, alto, fuerte y musculoso, por otro lado Drácula muestra una figura delgada de aspecto avejentado) o la palidez extrema, propiedades que podemos establecer como modelo del vampiro.
Fotograma de “Drácula”, la adaptación de la original de Bram Stoker a manos de F. F. Coppola
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