“Es una bestia, o peor que una bestia; es insensible como un demonio y carece de corazón” (1)
Esa es, según Andrés Ortiz-Osés en su Diccionario de la existencia, la esencia del Drácula de Stoker, y lo describe como astuto, “más astuto que cualquier mortal, su sagacidad ha ido aumentando con los siglos”. Los dos personajes comparten la inteligencia y memoria superiores, pero no obstante, Edward (Crespúsculo), no es visto como una bestia que no siente ni padece; todo lo contrario: se ha humanizado hasta tal punto, que es capaz de sentir compasión, de amar e incluso de crear vínculos afectivos con humanos…
Otro punto en común, sería la seriedad y educación refinada, ya que los dos pertenecen a épocas pasadas y forman parte de la aristocracia, caracterizada por sus modales refinados y reservados.
Como podemos observar, la gran diferencia de las dos figuras es el concepto de la esencia humana. Mientras que el referente actual actúa según su conciencia y sentimientos humanos, el padre literario de los vampiros, es del todo inhumano y desalmado, sin ningún tipo de remordimientos o compasión.
(1) ORTIZ-OSÉS, Andrés: Diccionario de la existencia: asuntos relevantes de la vida humana
(2) THOMAS R., MIGNOLA M., NYBERG J.: Bram Stoker, Drácula. El cómic (adaptación oficial de la película de Francis Ford Coppola). Ed. B. Córdoba
Es verdad, ¿Cómo ha podido cambiar la forma de ver a los vampiros con los años de una forma tan significativa? Han perdido toda la esencia.
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