Blog dedicado al estudio de las diferencias y similitudes entre los primeros vampiros literarios y los actuales, tomando como base la obra maestra de B. Stoker, Drácula y la exitosa saga de S. Meyer, Crepúsculo; con el fin de analizar la evolución de la visión de la sociedad a cerca de esta criatura a lo largo de los siglos.

domingo

Conclusiones

Tras haber indagado primero en el origen de la novela que es referente en mi trabajo, Drácula, he llegado a comprender mejor la obra, ya que conocer el contexto en el que fue creada y saber, en palabras del propio autor, cuáles fueron sus propósitos al escribirla, ayuda a contextualizarla y situarla.



Tras concluir el análisis comparativo entre el personaje creado por Bram stoker, el cual tenemos como referente literario del vampirismo, y el creado por Stephenie Meyer, he llegado a la siguiente deducción: las bases del personaje del vampiro como los colmillos o la palidez extrema, siguen intactos a través de los años, y es que, sin estas propiedades no podrían considerarse vampiros. A medida que la sociedad avanza, sufre cambios en sus necesidades y con ello en sus demandas, y es por esto que la literatura evoluciona y cambia al mismo tiempo. Las novelas que sobreviven a estas constantes alteraciones, son llamadas clásicos y aquellas que simplemente se adecuan a las peticiones del mercado creando literatura fácil de ingerir, son olvidadas fácilmente.

Los resultados de la encuesta planteada al principio del trabajo, reafirma mi tesis, como era de esperar, la mayoría de los internautas razonó que el personaje de Stephenie Meyer era más conocido a causa de la difusión mediática y que en cambio, el de Bram Stoker quedaba en un segundo plano.

Me sorprendió ver la cantidad de encuestados que no reconocían como características de un vampiro las impuestas por el clásico Drácula, sino que comprendían como propiedad de cualquier vampiro las respuestas relacionadas con la saga Crepúsculo. Aun así, gran parte de las respuestas asumían y conocían el Drácula de Bram Stoker, pero no por la lectura de la novela, como explicaban en la última pregunta, lo conocían porsu redifusión en diferentes series, películas, novelas... Tan sólo dos de los encuestados afirmaban haber leído el clásico.

Como resolución a la hipótesis planteada al principio de este trabajo, concluyo que el Drácula que Bram Stoker creó no sigue vivo en la literatura que hoy día se escribe. Como cuando un pintor hace un esbozo a lápiz de lo que será su obra maestra, los autores continúan reflejando la idea del vampiro, pero a la hora de coger el pincel, se alejan totalmente de lo que Stoker dibujó en 1897 y crean obras que a los lectores les resultan fáciles de ver y contemplar, pero que al salir del museo no volverán a recordar.

Reflejo del vampiro en literatura, televisión y cine

No podemos fijar nuestra mirada en tan sólo un modelo de literatura vampírica moderna, no todos los libros son iguales, aunque dentro del mismo género literario, rozan el mismo estilo. En consecuencia, no sería totalmente objetivo el analizar y comparar el clásico de Stoker con tan solo un autor y una obra, en este caso, la saga de Stephenie Meyer formada por cuatro tomos, por ello, me veo obligada a recoger mas títulos y autores en este trabajo de investigación, sin desviar nunca mi atención de la tesis que pretendo demostrar.



Innumerables obras, incalculables películas, abundantes series de televisión, todas ellas dentro de este género sin origen concreto. Entre todo este mar de literatura, he querido reparar en ciertos nombres, nombres de escritores y sus creaciones, creaciones que más han impactado en la sociedad y que han dejado huella en la historia de la literatura, recogidos algunos en una larga lista. (1)


De la nombrada lista, he decidido destacar a la escritora Anne Rice, por su repercusión mediática (más de 100 millones de ejemplares vendidos) y por ser una de las autoras en este género que llevamos tratando durante todo el trabajo de investigación (el vampirismo) que más me atrae. Es la creadora de Crónicas Vampíricas, una serie de diez libros, algunos de ellos convertidos en best-seller, cuya temática es elamor, la muerte, la inmortalidad, el existencialismo y las condiciones humanas. Todas sus obras recrean diferentes momentos históricos y son ambientadas de una manera detallada mediante descripciones exhaustivas. Dentro de esta saga, me gustaría subrayar la obra Vittorio el Vampiro (1999) (2), por su ágil lectura y precisa caracterización de los diferentes personajes.



Portada de “Vittorio el vampiro”






En cuanto a historia y características, la obra se asemeja más al estilo de vampiro actual, es decir, ha ido perdiendo propiedades del Drácula que Bram Stoker creó. El personaje principal de la novela, Vittorio di Raniari, siente autocompasión por su trágica historia y sucesivos infortunios. Este faceta humana no sólo aparece en esta narración, sino que forma parte en todas y cada una de las obras de la autora referias a los vampiros.

Dejando a un lado por un momento la literatura, aludiré a dos títulos más, esta vez relacionados a la televisión y cine. True Blood es la serie televisiva relacionada con vampiros que más repercusión ha tenido este último año 2009. Ha logrado el máximo de audiencia en Estados Unidos varias veces, ya se han completado las primeras tres temporadas con un éxito rotundo y se prevee que la cuarta se estrene en el verano del 2011. La serie está basada en la serie de libros The Southern Vampire Mysteries (Los misterios de los vampiros del sur) escrita por Charlaine Harris. La idea básica de la historia, es presentarnos una sociedad en la que vampiros y humanos pueden convivir juntos gracias a la creación de una sangre sintética que hace que los primeros no tengan la necesidad de alimentarse de seres vivos. Esto se podría considerar el contexto para la historia principal, la cual se centra en Soocky Stackhouse, camarera de un típico bar americano con la habilidad de leer la mente, a excepción de Bill Compton, un vampiro que aparece en el pequeño pueblo situado en el estado de Luisiana.



Portada de la serie “True blood”






En el desarroyo de la serie, es apreciable la evolución psicológica del personaje principal del vampiro, Bill Compton, el cual sufre por su condición de inmortal y se ve en medio de una lucha por conservar la vida de su pareja, Soocky Stackhouse. Su pasado humano le limita y prohibe alimentarse de sangre humana, hecho que se presenta en la historia como impedimento para poder permanecer con Soocky. Asi pues, apreciamos un cierto paralelismo entre el argumento de la serie televisiva y la saga creada por Stephenie Meyer, mientras las características porpias del Drácula de Bram Stoker desaparecen del escenario.

En cuanto a cine, la película escogida es Déjame entrar dirigida por Tomas Alfredson, film sueco basado en la novela con su mismo nombre, escrita por John Ajvide Lindqvist. Cuenta la historia de un niño de doce años que sufre acoso escolar y entabla amistad con una niña vampiro en Blackeberg, un suburbio de Estocolmo. La película causó gran impacto en su estreno, ya que lejos de ser una historia parecida a cualquiera anterior, su argumento choca con todos los esquemas vampíricos actuales. El concepto de vampiro como ser monstruoso y sin sentimientos (figura que Stoker reflejó en su novela) queda anulado, al igual que el de el proptotipo de joven esbelto y de facciones perfectas (figura que plasta S. Meyer). En esta historia, es una niña la que encarna el papel de vampiro, y relata su relación de amistad verdadera con un niño de doce años maltratado por su entorno.



Fotograma de la película “Déjame entrar”. A la derecha, Eli (Lina Leandersson) figura del vampiro en la historia y a su izquierda, Oskar (Kàre Hedebrant).



(1)Lista disponible en: http://es.wikipedia.org/wiki/Vampiros_en_la_literatura#Bibliograf.C3.ADa
(2) A continuación se ofrece la ficha técnica de la obra:




VITTORIO EL VAMPIRO – Anne Rice


Género: Vampirismo


Título original: Vittorio, The vampire


Traductor: Camila Batlles


País: Estados Unidos


Fecha de publicación: 1999 (España: 2001)


Síntesis


La obra comienza con una breve reflexión del protagonista, Vittorio di Raniari, desde su castillo al norte de Toscana, en Italia, situado en el siglo XX. En ella presenta lo que acontecerá en el libro: la historia de su vida.


En 1450, Vittorio es un noble de dieciséis años despreocupado y amante del arte. Presenció la trágica muerte de toda su familia a manos de un poderoso grupo de vampiros. La sed de venganza lo mueve fuera de Florencia, hasta una lejana villa, hogar de los asesinos. Armado de valor, consigue deshacerse de todo el clan, excepto de una bella y joven vampiresa. Será este personaje quien convertirá a nuestro protagonista en vampiro, condenándolo así a vagar a través de los siglos, desde los primeros años renacentistas hasta el siglo XX.

Limitaciones

Otro aspecto a tener en cuenta son las limitaciones de cada personaje, ya que los dos podrían compartir restricciones y así tener un punto en común, negando en cierta manera la total desaparición de la figura de Drácula. A la hora de analizar estos aspectos, dividiremos en dos grupos los tipos de limitaciones: las físicas y las contextuales (las impuestas por el entorno).



En lo referente a remedios para hacer frente a los vampiros, todos reconocemos como iconos de protección el ajo, las cruces sagradas, las hostias consagradas... fórmulas para mantener lejos a los vampiros, para ahuyentarlos y deshacernos de ellos, recetas que permanecen arraigadas en nuestra sociedad y que S. Meyer no cita en su saga. Para personaje de la autora, ni la tierra sagrada de su país le es necesaria para viajar, ni la luz del día puede serle mortal, en vez de ello, al contacto con los rayos del sol su piel se ilumina y brilla como un diamante, dejando al descubierto su condición de vampiro.



Fotograma de la película “Crespúsculo” dirigida por Ctherine Hardwicke, basada en la tetralogía original de S. Meyer. En él, se puede observar a Edward (vampiro principial de la saga) expuesto a los rayos solares y su piel brillar.






Con respecto a las barreras contextuales, las tornas cambian, es ahora Drácula el que posee mas libertad, ya que él es el único jefe y creador, entretanto, Edward vive bajo las órdenes del clan que gobierna su área, pendientes de las restricciones y pactos con otros seres, como los hombres lobo.

“Aun así, todos se parecían muchísimo – habla sobre el clan de Edward, su familia -. Eran blancos como la cal, los estudiantes más pálidos de cuantos vivían en aquel pueblo sin sol. Más pálidos que yo, que soy albina – voz de Bella, protagonista de la saga -. Todos tenían ojos muy oscuros, a pesar de la diferente gama de colores de los cabellos, y ojeras malvas, similares al morado de los hematomas. Era como si todos padecieran de insomnio o se estuvieran recuperando de una rotura de nariz, aunque sus narices, al igual que el resto de sus facciones, eran rectas, perfectas, simétricas.
Pero nada de eso era el motivo por el que no conseguía apartar la mirada.


Continué mirándolos porque sus rostros, tan diferentes y tan similares al mismo tiempo, eran de una belleza inhumana y devastadora.”



Este es el relato de la primera vez que la protagonista de Crepúsculo, Bella Swan, ve a Edward Cullen, ocasión que el narrador aprobecha para relatar detalladamente las características físicas del vampiro, la atracción que produce en el personaje principal con sus facciones perfectas y definidas, el prototipo de chico actual. Con más de 37 traducciones y más de 25 millones de copias vendidas, Stephanie Meyer ha demostrado cuáles son los ingredientes que triaunfan en el mercado de la literatura juvenil actual.




Edward Cullen (Robert Pattinson)

Y en el lado opuesto se encuentra Drácula, que lejos del arquetipo moderno de hombre guapo, la atracción que crea va más allá. Su carácter misterioso hace de él una irresistible figura, dueña de la mente que caiga en su influjo. Aun así, al igual que en los poderes, ambos coinciden en varios aspectos, como la delgadez (Edward posee un cuerpo esbelto, alto, fuerte y musculoso, por otro lado Drácula muestra una figura delgada de aspecto avejentado) o la palidez extrema, propiedades que podemos establecer como modelo del vampiro.

Fotograma de “Drácula”, la adaptación de la original de Bram Stoker a manos de F. F. Coppola









Como ya hemos comentado, los dos personajes no comparten muchas similitudes en lo que al aspecto se refiere ya que cada uno crea su propio encanto de una manera diferente. Mientras que Drácula es un personaje de aspecto enfermizo, delicado y próximo a la muerte, Edward es un joven con facciones perfectas, como por ejemplo, pómulos salientes, fuerte mandíbula, nariz recta, labios redondeados…






Carácter



“Es una bestia, o peor que una bestia; es insensible como un demonio y carece de corazón” (1)


Drácula en una viñeta del Storyboard (2) de la película F. F. Coppola


Esa es, según Andrés Ortiz-Osés en su Diccionario de la existencia, la esencia del Drácula de Stoker, y lo describe como astuto, “más astuto que cualquier mortal, su sagacidad ha ido aumentando con los siglos”. Los dos personajes comparten la inteligencia y memoria superiores, pero no obstante, Edward (Crespúsculo), no es visto como una bestia que no siente ni padece; todo lo contrario: se ha humanizado hasta tal punto, que es capaz de sentir compasión, de amar e incluso de crear vínculos afectivos con humanos…


Otro punto en común, sería la seriedad y educación refinada, ya que los dos pertenecen a épocas pasadas y forman parte de la aristocracia, caracterizada por sus modales refinados y reservados.

Como podemos observar, la gran diferencia de las dos figuras es el concepto de la esencia humana. Mientras que el referente actual actúa según su conciencia y sentimientos humanos, el padre literario de los vampiros, es del todo inhumano y desalmado, sin ningún tipo de remordimientos o compasión.

(1) ORTIZ-OSÉS, Andrés: Diccionario de la existencia: asuntos relevantes de la vida humana
(2) THOMAS R., MIGNOLA M., NYBERG J.: Bram Stoker, Drácula. El cómic (adaptación oficial de la película de Francis Ford Coppola). Ed. B. Córdoba

sábado

Poderes

A diferencia de la obra de Stoker, en la que Drácula es el único vampiro con todos sus poderes característicos, en la tetralogía de Meyer, varios clanes de vampiros conviven de una manera pacífica, y estos poseen poderes, algunos comunes para todos (fuerza sobrenatural, gran velocidad, el sobredesarroyo de los cinco sentidos...) y otros relacionados propios que les diferencian del resto.



Los dos comparten características semejantes, que podríamos denominar como las bases del personaje del vampiro las cuales todos reconocemos como propio de la figura, a consecuencia de la repercusión mediática:



  • La rapidez y la fuerza sobrehumana
  • La capacidad de ver y oír mucho mas desarrollada que la de los humanos
  • El aumento de sus poderes y energía al alimentarse de sangre humana
  • La aptitud de dominar las mentes de sus víctimas y del total control de estas


Podríamos considerarlas propiedades indispensables en los vampiros, ya que caracterizan al personaje y lo convierten en un ser sobrenatural. Aunque coincidan en varias cualidades, el representante del vampiro moderno, en este caso Edward, no es una fiel réplica en lo que a poderes se refiere. Mantiene, como hemos observado, los rasgos más significativos, pero poco a poco se va alejando de la figura de Drácula.





Fotograma de la película “Crepúsculo”. En él, Edward (izquierda) acaba de salvar a Bella (derecha) de ser arroyada por una furgoneta, haciendo uso de su fuerza sobrehumana.


Así como el vampiro de Stoker posee la capacidad de controlar acontecimientos meteorológicos, de convertirse en varios animales salvajes y de la adivinación por la evocación de los muertos, es decir, necromancia, la figura de Edward no mantiene ninguno de estos rasgos. En vez de ello, el poder que le caracteriza y lo diferencia frente al resto de los vampiros comunes, es su telepatía, la capacidad para leer mentes.






Fotograma de la película “Drácula”, adaptación de F. F. Coppola de la obra original de Bram Stoker



Tablas comparativas de los personajes DRÁCULA y EDWARD

Compararemos diferentes aspectos de la figura del vampiro en las dos obras escogidas para afirmar, o rechazar, la tesis de mi trabajo; Drácula (Drácula) y Edward (Crepusculo).

De 1897 al 2005

La tesis de mi trabajo de investigación es comparar la creación literaria de Stoker allá por 1897, con las novelas que hoy día triunfan para descubrir puntos en común y si son realmente la misma figura con un lavado de cara, o si por el contrario sólo los colmillos y el nombre de “vampiro” es los que los une. A la hora de seleccionar el título de literatura vampírica que hoy día tiene mas repercusión, no podemos pasar por alto la ya mencionada tetralogía de “Crepúsculo” de Stephenie Meyer. Sólo en España, la saga ha conseguido más de 2,5 millones de lectores. Las nuevas tecnologías son las culpables de que este fenómeno se haya extendido tan rápidamente:



Portadas de los cuatro libros publicados de la saga Crepúsculo






Millones de adolescentes y jóvenes han seguido con fervor la publicación de estos cuatro libros (el primero publicado en el año 2005) pero pasemos al análisis de la figura del vampiro protagonista y veamos si los tres elementos fundamentales de cualquier novela de terror ya citados (muerte, sangre y erotismo) se cumplieron del mismo modo en el siglo XIX y en el siglo XXI.


El factor de la muerte en esta saga no está muy presente, pero en un par de ocasiones se menciona la pérdida del alma del ser humano que se convierte en una criatura de la noche, y es aquí cuando vemos la importancia de la religión en la obra. Al igual que en el Drácula de Bram Stoker, los ideales cristianos intervienen, pero de diferente manera: mientras que la obra original causará revuelo por el trato del elemento mortal, en las obras actuales el papel de la religión no toma esa relevancia.


En el referente de la sangre, ambas la usan como símbolo de unión mas fuerte que cualquier enlace humano pueda proporcionar, pero ninguna hace de este elemento eje principal de la obra. En ambas es necesaria para la supervivencia de los personajes inmortales y juegan con la atracción entre humano y vampiro, con el instinto mas animal del chupasangre.


(1) MAÑANA, Carmen: Una red para atrapar lectores. ELPAIS.com , 2009
“ Hubiese sido un best seller de cualquier forma, pero Internet es la causa de que estuviese en la mesa de novedades de las librerías mucho antes de lo normal.” (1)

Muerte. Sangre. Erotismo.

Como obra representativa del género de terror, Drácula no podía eludir tres elementos fundamentales: muerte, sangre y erotismo. En cuanto a la muerte, el autor no limita la obra a la habitual relación entre el estricto espacio de vida y muerte, da un paso más creando una tercera situación en la que es posible combinar la fugacidad de la vida y la eternidad de la muerte. Es importante comprender que esto crearía un mayor impacto en los lectores de la época, ya que, influenciados por los ideales cristianos, esta tercera variante implicaría la negación de las leyes divinas.



En este aspecto la sangre representaría la condición vital, por lo que el vampiro la ansía para sobrevivir en la muerte, convirtiéndose en parásito que se alimenta de aquellos que la poseen. Al mismo tiempo, simboliza la unión, como en el pasaje en el que Drácula hace beber a Mina su propia sangre, vinculándola así a él y a su mundo.



“Eres ahora carne de mi carne, sangre de mi sangre, familia de mi familia…" (1)


Finalmente, el erotismo es una de las características más destacadas por la crítica en la obra, si lo entendemos como N. Z. Subirats, relacionándose directamente con los conceptos de muerte y sangre citados anteriormente:



“ […] como un impulso que participa de la pulsión de entrega, es decir el deseo de salir fuera de uno mismo para fundirse con el amado, deseo de morir para vivir en el otro.” (2)
Pérez-Reverte, por su lado, enumera de la siguiente manera tres aspectos que describen a la perfección el carácter erótico de la obra: una seducción irresistible por parte del vampiro, la idea de los pies desnudos y por último, el morbo del abuso sexual.

“…las dos amigas atrapadas por una atracción fatal, la desnudez fetichista de sus pies - ¡cómo insiste en eso el autor! – cuando se entregan al terrible seductor, la violación – vampirización de Lucy…” (3)

(2) ZANQUÍN SUBIRATS, Noel: Drácula. Apéndice. Tus Libros, pág. 393
(3) A. PÉREZ-REVERTE. Ob. Cit.
(4) SANCHEZ VERDEJO PEREZ, Francisco Javier: Terror y placer hacia una (re)construcción cultural del mito del vampiro. Tesis Doctoral. Universidad Castilla la Mancha. Facultad de Letras. 2003.

Del mismo modo, según Francisco Javier Sanchez Verdejo en su tesis doctoral (4), la novela gótica convertía a la mujer en un ser potencialmente sexual, de deseo y al mismo tiempo, en el ser más poderoso y destructor. Es por ello que a F. J. Sanchez no le sorprende la creación de la figura femenina del vampiro, utilizada en varias ocasiones a lo largo de esta obra.
 
(1) B. STOKER: Drácula. Editorial Libresa. 2003. pág. 363

Drácula. El personaje

El mundo del ocultismo ya estaba de moda a finales del siglo XIX y obras como “El corazón delator” (publicado por primera vez en el periódico literario The Pioneer en enero de 1843) de Edgar Allan Poe u “Otra vuelta de tuerca” de Henry James ya habían alcanzado la fama cuando Bram Stoker comenzó a escribir Drácula. Tras siete largos años de documentarse, de investigaciones y de estudios, la obra fue cogiendo forma, ya que en un principio, la novela trataría la historia de un anciano vampiro llamado conde Wampyr, un chupasangre más en una larga cadena.




Arminius Vambery (1)

Fue el húngaro Arminius Vambery, un experto en temas orientales, quien habló a Stoker sobre las historias de vampiros de Hungría y Transilvania. Así, el autor situó la novela en los Cárpatos y fue en un antiguo libro acerca de la historia de Valaquia y Moldavia en el cual encontró el nombre que bautizaría a su personaje malvado: Drácula. El nombre venía acompañado por una nota al pie de página:




“Drácula, en valaco, significa `diablo´. Los valacos tenían por costumbre dar ese sobrenombre a todas las personas que se distinguen por su coraje, sus acciones crueles o su habilidad.” (2)


Diferentes acontecimientos y figuras históricas fueron las que ayudaron al autor a crear y caracterizar su personaje. Pese a que no haya documentos que acrediten que el autor Bram Stoker basara su personaje en las dos figuras que van a ser citadas a continuación como mayores influencias, el entorno que lo rodeaba y las evidentes similitudes hablan por sí solas.


Como principal influencia , no podemos dejar de mencionar al voivoda (3) valaco Vlad II, famoso por su sanguinaria personalidad y reconocido como “Vlad el empalador”. Pero no heredaría de él su inmortal juventud, sería Erzsébet Batory quien le atribuiría esta característica.


Apodada “La Condesa sangrienta”, parte de la aristocracia húngara, ha quedado reflejada en la historia por beber sangre de jóvenes vírgenes para mantener intacta su juventud. Durante ocho años, Erzsébet Batory atrajo a muchachas dispuestas a trabajar en su castillo y fue, poco a poco, alimentando su sed de juventud. Es esta la historia que llamó la atención a Bram para fundamentar y ambientar a su personaje.

Erzsébet Batory

Dentro de la obra, Drácula juega el papel del mal el cual tienen que combatir el resto de personajes, que representarían el bien. Sin embargo, aunque se trate de uno de los principales -sino el mayor- protagonista, llama la atención que sea el único personaje que mantiene el silencio durante toda la obra. Sin duda alguna, según N. Z. Subirats, esta técnica es un acierto del autor, ya que mantiene al personaje como alguien distante y frío del cual no leemos más que las descripciones realizadas por el resto de personajes de la novela.







(1) Profesor de universidad, se cree que sirvió de inspiración para crear el personaje de Van Helsing (dentro de la novela, representa el papel de cazavampiro)
(2) PADILLA, Rodrigo: La última resurrección de Drácula. XL Semanal, 2007, pág. 63
(3) Título a medio camino entre príncipe y caudillo.

Análisis de la técnica narrativa

La novela comenzó siendo una narración tradicional en tercera persona, pero al finalizar el primer capítulo, Stoker cambió de técnica y comenzó a usar formas más indirectas para su escritura: fragmentos de los diarios de los diferentes personajes, cartas y notas periodísticas. El autor no creó uns estructura lineal y cronológica, sino que por medio de esos procedimientos lo alteró, ofreciendo así, al lector, saltos en el tiempo y espacio de la novela. Ello permite alejarnos de la acción y formar una visión de la historia a partir de varios puntos de vista.

“La historia, que empieza cuando el joven inglés Jonathan Harker viaja a Transilvania para negociar una venta con un aristócrata local, se fragmenta en cartas, diarios íntimos, recortes de prensa, grabaciones fonográficas e incluso el espeluznante diario de abordo – pieza maestra dentro de la obra maestra – del capitán de un navío…” (1)


 
 
Fotograma (2) del film “Drácula”, adaptación de F.F. Coppola de la novela de Bram Stoker
Gracias a esta técnica narrativa, encontramos descripciones minuciosas que permiten al lector recrear la escena con exactitud, posibilitando la visualización de los hechos y ambientes lúgubres. Así, hace partícipe al lector de las inquietudes, miedos e impresiones de los personajes. Y es que, la exhaustiva caracterización de Jonathan, Lucy, Seward, Mina, Van Helsing, etc, a través del lenguaje, por ejemplo, hace que el lector pueda identificarlos como individuos cercanos e incluso reales.
(1) A. PÉREZ-REVERTE. Ob. Cit.
(2) Descripción: Mina Harker (Winona Ryder) y a su derecha Drácula (Gary Oldman)

Análisis de la obra. El gran legado de Bram Stoker

<><><><><><><><><><><><><><><><> <><><><><><><><><><><><><><>
“Ofrecer una obra capaz de romper la falsa tranquilidad de nuestros hogares mentales” era, según el propio Stoker redactó en una carta a su hermana, el objetivo de su obra maestra. Es gracias a esta correspondencia que mantiene el autor por la que podemos documentar el desarrollo del que para entonces era tan solo el proyecto de la obra. En 1897, el año de la publicación, manda el manuscrito provisional a su hermana, cuya respuesta es una acertada visión del futuro que esperaba a la novela:
“Es espléndido, a muchas leguas de todo lo que habías escrito antes. Con ella ocuparás un alto lugar entre los escritores de hoy. Ni el Frankenstein de Mrs. Shelley ni otro cualquiera puede compararse en originalidad o terror.”



Portada de la novela Drácula (edición de 1914)

En las próximas páginas se desarrolla el análisis de varios aspectos de la obra:


  • La técnica narrativa, la cual hace de la novela una lectura ágil por su uso de formas indirectas (cartas, notas periodísticas, fragmentos de diarios...)
  • Caracterización y origen del personaje en cuestión: evolución en la creación del personaje, influencias históricas, su papel en la novela...
  • Los temas recurrentes en el relato ineludibles en toda novela de terror: muerte, sangre y erotismo.




Breve biografía. De lo temporal humano a la inmortalidad literaria

Abraham Stoker nació un 8 de noviembre de 1847 en el pequeño barrio llamado Clontarf, Dublín, Irlanda. El tercero de siete hermanos, en el seno de una típica familia ilustrada de clase media, Stoker tuvo que pasar gran parte de su infancia postrado en su cama, ya que era un niño muy enfermizo. Esto le afanó en superar sus impedimentos, llegando a convertirse en atleta, al mismo tiempo que comenzaba a interesarse por la cultura de su época.


Bram Stoker

Superada ya su enfermedad, en 1864 ingresó en el Trinity College de Dublín para posteriormente graduarse con honores en Ciencias Exactas. Siguió los pasos de su padre, empezando a trabajar como administrador en el Servicio Público irlandés. Para entonces ya había mostraba atracción por las artes, y a través del mundo periodístico, terminaría por ejercer como crítico literario – teatral del periódico Mail de Dublín.


Es así como entabló su conocida y cuestionada amistad con el ya citado actor Sir Henry Irving. Una estrecha relación en todos los ámbitos: consejero, amigo íntimo, hombre de confianza e incluso secretario personal. Es por ello que Noel Zanquín dice en uno de los apéndices de Drácula:


“Puede sostenerse con bastante fundamento que el porte, la voz, los rasgos físicos y el carácter del histriónico y dominante actor fueron traspasados al personaje de Drácula.”  (1)


Incluso otros autores, como la escritora Estrella Cardona Gamio (2) , afiman que al parecer, Stoker quedó extrañamente fascinado por el intérprete teatral hasta el punto de condicionar su vida e incluso su obra, y es que se ha especulado con que el personaje de Rendfield (3) (Drácula) y su extrema sumisión sea un reflejo literario del propio autor hacia Irving.



Portada de “Dracula´s guest”
(El invitado de Drácula)








Por otro lado, la obra Carmilla (4) de Le Fanu, despertaría en Stoker al mismo tiempo, un gran interés por el género de terror. Su manuscrito El invitado de Drácula es considerado por Noel Zanquín, entre otros, como el prefacio de su obra maestra (5). De esta forma, observamos como la obra no es fruto de la casualidad, sino que es la consecuencia de las diversas experiencias e influencias que Stoker fue acumulando a lo largo de su existencia.









Entre los años 1878 y 1879, a la vez que mantuvo el contacto con escritores relacionados con la magia y sus ceremoniales, escribiría consecutivos cuentos cuya temática sería el folklore y el misterio, al parecer de menor calidad, que la que luego presentaría en su reconocidísima Drácula, publicada en 1897. Tras esta, continuaría escribiendo cuentos y novelas de terror no tan admiradas, hasta la muerte de su amigo H. Irving en 1902, lo que fue un gran impacto para el escritor, que nunca logró superarlo.



Finalmente, tras seis largos años en los que padeció una grave enfermedad, el 20 de abril de 1912, Stoker recibía sepultura, dejando a su paso la obra que le convertiría, paradójicamente, en un ser inmortal.


(1) ZANQUÍN SUBIRATS, Noel: Drácula. Apéndice. Tus Libros, pág. 387.
(2) Licenciada en Bellas Artes y autora de novelas, relatos y cuentos infantiles, también ha sido miembro de la Asociación Española de Periodistas y Corresponsales, y ha colaborado en prensa con artículos temáticos y relatos cortos.
(3) En la obra, es la “mascota” de Drácula, quien obedece sus órdenes. Es tratado como un loco (ingresado en un manicomio), pero a medida que la novela avanza, dará pistas claves a los personajes para que den caza al vampiro.
(4) Cuento corto dentro de la colección In A Glass Darkly (1872).
(5) ZANQUÍN SUBIRATS, Noel: Drácula. Apéndice. Tus Libros, pág. 387

jueves

Contexto. Tiempo de luces y sombras


Bram Stoker nació el 8 de noviembre de 1847 en Clontarf, Irlanda, en medio de una sociedad burguesa que hereda y se alimenta de los derechos logrados por la revolución francesa en 1789. Su vida transcurrió en la segunda mitad del siglo XIX, siglo de avances tecnológicos y científicos, de la democracia y de las luchas nacionales. Es a final de siglo cuando la sociedad entra en una profunda crisis económica y el proletariado comienza a cuestionar el poder, los privilegios y beneficios de la burguesía.
Es en este ambiente de pesimismo y tiempo de luces y sombras en el que Bram Stoker crecerá. Situamos al autor en Irlanda, país que logró  la independencia en 1921.
En el año de su nacimiento, la isla de Irlanda se vio gravemente afectada por la pérdida del cultivo de patata, base alimentaria del país, y pasó a vivir la que seria una de sus peores épocas: la gran hambruna (1846 – 1868). Mientras que un tercio de la población, casi dos millones de personas, se veía obligada a emigrar en busca de un futuro mejor, el interior de la isla sufría un enfrentamiento entre terroristas y parlamentarios, entre católicos y protestantes. La situación belicista habría de terminar en 1921 con el reconocimiento final del Estado libre de Irlanda.
Durante estos años de luchas, a finales del siglo XIX, también el ámbito literario se vio inmerso en la labor de crear una identidad irlandesa propia, a través de una serie de escritores, pensadores e intelectuales como William Butler Yeats, considerado el personaje principal de este movimiento. En consecuencia, el drama fue el recurso más utilizado por este grupo, en el que destaca como actor sobresaliente H. Irving[2], amigo íntimo de Stoker.
Henry Irving
No obstante, la literatura irlandesa no conseguiría romper del todo con la inglesa. Bram Stoker estaría dentro de la literatura que se producía en la cultura británica, y es que su estilo e ideología estuvieron estrechamente relacionados con el Art Deco[3]. Así, Oscar Wilde, H. James[4] y el autor al que nos referimos formarían los referentes de esta corriente cultural denominada la “dorada decadencia”.






[1]El Tratado anglo-irlandés fue el tratado entre el gobierno británico y la república irlandesa por el que se puso fin a la Guerra Anglo-irlandesa y se estableció el Estado Libre Irlandés. Se firmó en Londres el 6 de diciembre de 1921.
[2]  Inglaterra 1838-1905, primer actor de teatro nombrado caballero. Conoció a Bram Stoker en 1876 en Dublín. Al parecer, Stoker quedó extrañamente fascinado por el intérprete teatral hasta el punto de condicionar su vida e incluso su obra, y es que se ha especulado con que el personaje de Rendfield (Drácula) y su extrema sumisión  sea un reflejo literario del propio autor hacia Irving.
[3]Movimiento que surge a partir de la mezcla de algunas de las Primeras Vanguardias (Cubismo, Futurismo, Constructivismo), a principios del siglo XX.
[4]Escritor y crítico literario estadounidense de principios del siglo XX, reconocido por obras como: Retrato de una dama o Una vuelta de tuerca

Índice de contenidos

1. PARTE TEÓRICA:
  • Contexto. Tiempo de luces y sombras
  • Breve biografía del autor. De lo temporal humano a la inmortalidad literaria
  • Análisis de la obra. El gran legado de Bram Stoker
  • Análisis de la técnica narrativa
  • Drácula. El personaje
  • Tres elementos: Muerte, sangre y erotismo
  • Presentación de la obra de S. Meyer. De 1897 al 2005
  • Reflejo del vampiro en literatura, televisión y cine  

2. PARTE PRÁCTICA
  • Tablas comparativas de los personajes DRÁCULA y EDWARD